Con motivo del día del farmacéutico os traemos la entrevista que le hemos hecho a Antia Figueroa, farmacéutica y epidemióloga junior.
Esta joven gallega con un máster en salud global nos cuenta hoy su experiencia en el sector, desde la oficina de farmacia hasta el campo de la investigación en el que cada vez más el panorama está cambiando.
¿Por qué farmacéutica? ¿Sabías antes de empezar la carrera, todas las oportunidades que tiene detrás esta profesión?
Con 18 años es muy difícil saber por qué haces una carrera. Yo no conocía ni de lejos todas las opciones ni todas las oportunidades que había estudiando farmacia. Elegí esta carrera porque no quería cerrarme puertas. Era una carrera muy amplia. Básicamente la escogí sin tener apenas idea de lo que quería hacer al acabar la carrera.
En esos momentos no me planteaba si quería trabajar en una oficina de farmacia, en un hospital, en industria, en investigación... ¡Tampoco nadie se ocupó mucho de decirnos qué oportunidades había después! Tienes que espabilar y buscarte la vida.
¿Alguna vez has trabajado en una oficina de farmacia? En tres palabras, ¿cómo definirías esa experiencia?
Al acabar la carrera entré a trabajar en una oficina de farmacia en las afueras de Vigo. En tres palabras es muy difícil, pero diría: gratificante, desafío y exigente.
Gratificante: la farmacia en la que yo trabajaba tenía muchos clientes habituales, era una zona con una población rural y envejecida. Eran personas que su primer contacto o punto de encuentro con el sistema de salud era la farmacia. Era gente que tenía mucha confianza en nosotras y personas que estaban siempre muy agradecidas.
Desafío: porque al final se exige un nivel de respuesta por parte del paciente o el cliente con cualquier problema, se exige una respuesta inmediata (dentro de un límite) pero no puedes decir “espera que mañana, cuando tenga la información, te lo contesto”.
Exigente: ya que a parte de lo que comentaba ahora, hay mucho trabajo burocrático detrás. Donde yo trabajaba éramos tres farmacéuticas que nos encargábamos de todo; recepcionar el pedido, hablar con proveedores, dispensar, preparar todo, etc.
Probablemente, cualquier persona que va a una farmacia y no conozca de cerca su funcionamiento, puede pensar que estamos delante del mostrador dispensando y que ahí se acaba nuestro trabajo, pero hay mucho trabajo invisible detrás.
Debemos estar muy formados para saber todo aquello que estamos distribuyendo.
- ¿Ahora a qué te dedicas?
Cuando dejé de trabajar en la oficina de farmacia, decidí seguir formándome e hice un máster en salud global y ahora trabajo en investigación de salud global. Investigo sobre salud materna y malaria, hago epidemiología y trabajo en proyectos que intentan prevenir la malaria durante el embarazo.
¿Qué relación tiene una farmacéutica con este entorno?
Todo esto es un tema de prevención, de salud pública y de epidemiología. En la carrera de farmacia tenemos varias asignaturas relacionadas con esto y en general, en la salud pública, trabajan médicos y farmacéuticos, pero en mi caso, puramente relacionado con la profesión de farmacia y en el proyecto en el que trabajo actualmente, estamos distribuyendo a nivel comunitario en varios países de África Subsahariana un medicamento para la prevención de malaria en mujeres embarazadas. Después evaluaremos si realmente ha aumentado el número de mujeres que toman este medicamento.
La malaria en el embarazo solo afecta en países endémicos, no afecta en países por encima del trópico pero es un problema muy grave en la región de África Subsahariana porque tiene repercusiones en la mujer; puede llegar a ser mortal pero también puede provocar anemia, abortos y en el propio niño, puede provocar un nacimiento con bajo peso e incluso problemas de desarrollo cognitivo.
Sobre lo que estábamos hablando, sobre mi papel como farmacéutica en todo esto; somos los “profesionales y especialistas del medicamento” pero hay mucho más allá, tenemos la capacidad de dedicarnos a otras muchas cosas como la salud pública y la prevención de enfermedades.
¿Lo peor y lo mejor de tu trabajo?
Lo mejor es la flexibilidad que me da en ciertos aspectos. Ahora puedo teletrabajar y poder irme a casa y volver. También, sin duda, lo mejor, viajar. Tengo la posibilidad de viajar mucho, recientemente he estado en dos de los cuatro países donde implementamos el proyecto, en la República Democrática del Congo y en Nigeria, en septiembre también viajaré a Mozambique.
Para mi es lo mejor, creo que casi nadie se iría a Nigeria de turismo pero es un viaje que por mucho que quieras hacerlo, si no haces este trabajo, no vas a conocer realmente el país. Lo peor… te diría que también viajar. Estar fuera mucho tiempo y seguido implica perderme muchas cosas. Al final la vida sigue donde tú vives, aunque no estés. Constantemente son procesos de adaptación; me tengo que adaptar al país que llego pero además también adaptarme a que cuando vuelvo a casa todo ha seguido su curso y suelo sentirme desubicada.
¿Qué cambios crees que se avecinan en la profesión? ¿Cuáles implementarías tú?
Yo creo que lo que viene es más bien un cambio de mentalidad en cuanto a este sector. Lo que tradicionalmente se conocía como “farmacéutico: especialista en medicamento, oficina de farmacia, a lo mejor hospital o industria..” va a cambiar y se verá ampliado a ojos del resto.
Se viene una diversificación. Ahora estudiar farmacia no significa ser farmacéutico en una oficina de farmacia, sino que, aparte de esto, pueda ser muchas otras cosas.
Después, refiriéndome a cambios como tal en la oficina de farmacia, creo que vendrá una mayor responsabilidad por parte de los farmacéuticos. Cada vez la farmacia podrá ser el punto de entrada en el sistema sanitario, que sobre todo, ahora está colapsado y la atención primaria se está viendo debilitada y con mucha más dificultad para acceder al médico. La oficina de farmacia está a pie de calle y si ya siempre fue el punto de entrada, ahora más.
Yo creo que el cambio que debería haber en la oficina de farmacia, teniendo en cuenta todas las trabas que se encuentra el farmacéutico en su día a día, tiene que ver con todo aquello que somos capaces de dispensar pero que, por temas burocráticos, no podemos. Te pongo un ejemplo: si viene a la farmacia una chica con infección de orina yo, legalmente, no le puedo dar el antibiótico que necesita, debo pedirle que vaya a urgencias o que pida cita (si es que aguanta hasta que se la den y esa infección de orina no deriva en algo más grave) saturando más la atención primaria, le hagan una receta y que luego vuelva a la farmacia para que yo le de el medicamento.
Evidentemente, debe haber un filtro, un control, pero debemos poder solucionar ese
problema de forma efectiva, evitando trabas y que termine derivando en algo peor.
Bajo tu punto de vista ¿Cómo crees que ha afectado a tu sector la llegada de la pandemia?
Esto va un poco en la línea de lo que hablábamos justo antes. En cuanto a la oficina de farmacia, creo que ha afectado positivamente en la mentalidad de las personas. Hemos valorado más tener una farmacia debajo de casa, sobre todo en los meses más duros de confinamiento en 2020 cuando solo estaban abiertos los establecimientos de primera necesidad y apenas se podía ir al médico de cabecera o a urgencias ya que el sistema sanitario colapsó.
La gente pudo ver y comprobar que los farmacéuticos somos personal sanitario que estamos a escasos metros de sus casas en la mayoría de los casos. Todo esto unido a la saturación del sistema sanitario yo creo que ha hecho que se valore más la profesión del farmacéutico en la oficina de farmacia.
Hablando de industria e investigación, considero que se está empezando a valorar muchísimo. Ojalá esto sirva para ver y entender la importancia de la investigación y así poder destinar más inversión a este campo.
Sin investigación no hay nada.
Como mujer farmacéutica ¿Qué dificultades has tenido?
Creo que esta profesión es mayoritariamente femenina, entonces, realmente es más fácil encontrarte con mujeres, lo cual ayuda a sentirte identificada. En mi caso, cuando estudiaba, si veía a mujeres que trabajaban en oficinas de farmacia, en el hospital, en investigación… para mi era más fácil encontrar modelos en los que reflejarme.
La profesión farmacéutica está sostenida por las mujeres y aún así, en cargos directivos de, por ejemplo, los colegios de farmacéuticos, la industria...son en su mayoría hombres. Esto quiere decir, que en algún momento las mujeres nos quedamos en el camino, ya sea en el momento de tener hijos, en el de ejercer de cuidadoras o por, simplemente, tener más responsabilidades fuera del trabajo. Es una pena que sea así y ojalá deje de serlo.
Marketing para el sector
Considero que el “marketing farmacéutico” es un tema más delicado que en cualquier otro sector porque entra en juego hacer publicidad con productos que en sí no deberían llamar la atención ni tampoco deberían “necesitar marketing”, refiriéndome a los medicamentos como tal, no a los productos de parafarmacia.
Creo que los medicamentos necesitan demostrar que funcionan en los respectivos ensayos clínicos y luego que lo prescriba un médico y lo dispense un farmacéutico. Entonces, un marketing más allá de hacerle conocer al médico que el medicamento existe, no debería existir. Ahora bien, en productos sanitarios, dentro de la legalidad, si. Siempre teniendo en cuenta que la gente va a la farmacia sabiendo que es un establecimiento sanitario y dando por hecho que todo comportamiento es ético, incluyendo el marketing.
Es difícil establecer un límite donde exactamente se puede o no hacer marketing, en una farmacia al menos es complicado, pero es necesario establecerlo.
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